La arena de sílice es la materia prima más comúnmente utilizada para hacernos la vida más fácil.
El poderoso Silicio de su composición (Si O2) está por todas partes a nuestro alrededor. Pensemos en los viales de las actuales vacunas para combatir COVID-19, en los microchips de silicio puro para compartir información, las pantallas de nuestros dispositivos electrónicos, la fibra de vidrio aislante o las bolitas de gel super-absorbente que nos encontramos en bolsos, maletas y las cajas de nuestros zapatos nuevos.
Además no es tóxico para el ser humano, lo que lo ha convertido de la mano de la Profesora María Vallet Regí (Premio Rey Jaime I en investigación básica 2018), en un biomaterial inteligente.
Vallet Regí, ha centrado sus investigaciones en la utilización de nanopartículas de sílice como portadoras de fármacos, haciéndolas llegar al órgano dañado donde se liberan de forma controlada para tratar enfermedades como la osteoporosis y los cánceres óseos.
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